Por Miriam Gathigah
Jennifer Massis, una de las pocas voces femeninas en la política de Kenia. Crédito: Miriam Gathigah
|
|
NAIROBI, dic (IPS) – Investigaciones han demostrado que las mujeres representan más de la mitad de la población de cualquier país. Esto también sucede en Kenia, según el último censo realizado este año. Sin embargo, están prácticamente ausentes de puestos políticos clave.
Aun cuando la tendencia parece estar cambiando lentamente, y hay hoy más mujeres en el Parlamento keniano que nunca antes, todavía se necesita una mayor presencia femenina en los procesos de toma de decisiones, tanto a nivel nacional como local.
De los 222 parlamentarios, sólo 22 son mujeres, de las cuales 16 han sido elegidas democráticamente y seis han sido designadas.
No obstante, activistas y expertos reconocen que, a partir de 2003, cuando había 18 mujeres en el Parlamento, se han producido notables avances.
“A nivel político, hemos visto la aprobación de varias normas sobre género, como la Ley de Delitos Sexuales de 2006, introducida en el Parlamento por la legisladora Hon Njoki Ndung’u”, explicó el abogado Kakuvi Njoka, del oriental condado de Tharaka-Nithi.
“También están la Ley de Infancia, de 2002, la Ley de Empleo, de 2007, y la Ley de Partidos Políticos, de 2007. Es importante la influencia de estas legislaciones en la búsqueda de igualdad y equidad de género”, destacó.
Las leyes de Empleo y de Partidos Políticos procuran asegurar una representación igualitaria en el ámbito político y en el socioeconómico. Buscan promover la igual participación de mujeres y hombres, y condenan prácticas discriminatorias.
“Ambas leyes establecen un mínimo en el número de mujeres” para los cargos, explicó la activista de género Jane Malika, de Nairobi.
“Por tanto, citan al Decreto Presidencial, que ordenó al menos 30 por ciento de representación femenina en todas las oficinas públicas”, agregó.
“Con la creación del Fondo de Mujeres, más mujeres ahora pueden acceder a préstamos del gobierno”, destacó Dan Maingi, contador del central condado de Kiambu.
La iniciativa de transmitir en vivo los debates del Parlamento ha introducido un cambio de paradigma en la discusión pública, y creó el ambiente necesario para la consideración de temas de género.
Se adoptaron políticas sobre salud reproductiva, igualdad de género en el desarrollo y en la distribución de tierras, y contra la mutilación genital femenina.
A instancias de las legisladoras, el gobierno se comprometió en 2007 a destinar unos 125.000 dólares para resolver un problema fundamental. Se constató que las niñas y adolescentes, particularmente en las áreas rurales, eran las que más se ausentaban de las escuelas debido a la falta de toallas sanitarias.
Faltaban un promedio de cinco días al mes, lo cual se traducía en dos meses de ausencia en el año académico.
Un reciente estudio elaborado por el Centro Africano de Población e Investigación en Salud y por la División de Salud Reproductiva del Ministerio de Salud Pública keniano demostró que las toallas sanitarias no estaban siempre disponibles para las jóvenes de los barrios más pobres.
La discusión pública de un tema otrora considerado tabú por una sociedad conservadora permitió que muchos hicieran donaciones para garantizar que hubiese suficientes toallas femeninas en los colegios.
Mientras, las legisladoras intentan aprovechar el proceso de discusiones para la promulgación de una nueva Constitución y asegurarse de que tenga visión de género.
“En 2008, la entonces ministra de Justicia y Asuntos Constitucionales, Hon Martha Karua, comenzó a presionar incansablemente por un cronograma para revisar la carta magna. Junto a varias legisladoras, se encargó de asegurar que el proceso fuera sensible a temas de género”, explicó la líder política Jennifer Massis, ex aspirante al Parlamento.
Esto se puede ver reflejado en la organización del Comité de Expertos, que tiene el mandato de redactar el nuevo texto constitucional. Algunas de las cláusulas incluyen medidas de acción afirmativa, como la que establece que al menos un tercio de cada género debe estar representado en varios puestos electivos.
Aunque tener más mujeres en puestos de liderazgo no necesariamente se traduce en igualdad de género, la activa participación de las mujeres en la toma de decisiones es esencial, señalan legisladoras y activistas.